lunes, 14 de marzo de 2016

Práctica dos

Práctica 2: Biografía lectora y audiovisual

Creo que, a estas alturas, todos hemos leído muchos libros y hemos visto muchas series. También creo que cada libro, al igual que cada serie, tiene algo irrepetible que no encontraremos en otro lugar. En mi caso, quiero desprenderme de todo excepto de dos cosas: una trilogía y una serie que cambiaron mi vida por completo, sencillamente por eso, porque, si bien es cierto que cada capítulo de cada serie y cada página de un libro puede aportarnos algo, ninguna de las dos cosas me ha cambiado la vida como lo han hecho One Tree Hill y Memorias de Idhún.
Memorias de Idhún es una trilogía que narra la historia de amor entre tres jóvenes: Kirtash, Jack y Victoria, y creo que debería ser una lectura obligatoria por el mensaje que transmite sobre el amor. Leer Memorias de Idhún puede hacer cambiar el punto de vista de cualquier persona, sin entender nada, pero sin que importe. Merece la pena solo por esta Tríada, pero también por todo el mundo de fantasía que Laura Gallego plasma a lo largo de los tres libros. No puedo explicar lo que el libro puede llegar a transmitir, pero es uno de esos que vuelves a releer, sin cansarte, aunque sepas lo que va a pasar. Te vuelves idhunita desde el primer momento en que pisas Idhún. Y siempre quieres volver. Desde que lees esta trilogía, cada vez que miras las nubes, solo deseas que aparezcan dos soles más en el cielo.
Con respecto a One Tree Hill, avisaré de antemano que es una serie juvenil, y que al principio tal vez no enganche, pero la considero igual de obligatoria. Podría arriesgarme a decir que One Tree Hill me ha enseñado la forma más bonita de amar. Desde el capitulo uno. Hasta el final. Aunque he dicho que solo me iba a quedar con una trilogía, voy a hacer una pequeña excepción. No puedo hablar de literatura y omitir Harry Potter. Si en Memorias de Idhún se aprende a ver las cosas desde un punto de vista nuevo y desconcertante, de Harry Potter he aprendido que se puede amar de verdad hasta el fin de los tiempos, sin límites, a pesar de cualquier “pero”. Después de leer el séptimo libro de Harry Potter, cualquiera termina deseando que alguien nos ame, al menos, la mitad de lo que Snape amó a Lily. Y eso es así. 

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