lunes, 30 de mayo de 2016

Práctica 8


La educación en el 2030

El despertador sonó con más fuerza que nunca. O por lo menos así le pareció a Diego.  Lo cierto es que a este le costaba menos levantarse cuando era consciente de que no tenía la obligación de desplazarse hasta el instituto, puesto que ese día le tocaba clase a distancia, o como él decía: “Clase digitalizada”. Consideraba que disponía de más tiempo y de más libertad a la hora de organizarse y de prepararse el material académico pertinente. Diego podía desayunar con tranquilidad, y no con las prisas que para él implicaba la asistencia a clase. Hacía ya cinco años que se había implantado la jornada escolar semipresencial. Es decir, los jóvenes solo tenían que asistir a clase 2 días a la semana. Los otros tres días restantes, todas las clases se impartían de forma digitalizada. Esto es a través de Smartphones, ordenadores o tabletas. Al principio la idea suscitó ciertas controversias, ya que algunos incrédulos consideraban que tanta digitalización no sería ni viable ni oportuna. Sin embargo, la sorpresa fue bastante grata cuando el rendimiento escolar se potenció, junto con la media de las notas, que también había incrementado.
Diego era un buen estudiante. Dominaba todas las materias, pero sentía especial interés por la asignatura de Lengua y Literatura castellana. Le encantaba la literatura, sobre todo la juvenil y el mundo de los cómics y las viñetas. Las herramientas digitales y programas informáticos que utilizaba en esta asignatura contribuyeron al desarrollo de las destrezas escritas y pictóricas de Diego, quien creaba cómics y viñetas cada vez más originales y preparadas. Otro aspecto que le agradaba de esta nueva metodología escolar es que ya no tenía que hacer exámenes. No había de pasar por los nervios que siempre había implicado la realización de una prueba escrita que evaluaba tus supuestos conocimientos adquiridos. Ahora la evaluación se basaba en el seguimiento del trabajo, y en los proyectos que se elaboraban por medio de las diversas plataformas digitales de carácter educativo. La tecnología había avanzado considerablemente en el ámbito de la educación. Los profesores con solo abrir un determinado programa informático ya tenían conocimiento de cuántos alumnos estaban conectados escuchando sus explicaciones. Estos docentes también podían controlar la evolución de los trabajos que se iban mandando a lo largo del curso. Podían saber el tiempo que sus alumnos le dedicaban a su propia materia.  
Los días de jornada escolar presencial no eran del todo malos, para nada. Es más, Diego los agradecía. Agradecía el contacto personal y social que solo un aula te puede ofrecer. Le gustaba ir y disfrutar de la compañía de sus amigos y compañeros de clase. El clásico recreo tampoco podía faltar. Los juegos, las risas, los partidos de fútbol, las miradas cómplices entre amigos y compañeros, etc. Son estas cosas las que siempre prevalecerán en la escuela, debido a que son un sello personal y único de la misma. Por mucho que la tecnología avance, hay ciertos aspectos que no podrán cambiar, y que esta tampoco podrá modificar, porque son elementos propios de la naturaleza y condición humana. 

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